Una de las principales estrategias de la economía social y solidaria (ESS) pasa por la construcción y fortalecimiento del mercado social, un circuito económico y de satisfacción de necesidades basado en los principios de la ESS.
Hemos hablado con las responsables de las comisiones del mercado social de la XES y REAS Red de Redes, Rubèn Suriñachs y Susana Ortega, respectivamente, para entender mejor algunos de los conceptos clave. También hemos contado con Guillem Subirachs, coordinador del Observatorio de las Finanzas Éticas, para adentrarnos en las sinergias positivas entre las finanzas éticas, el seguro ético y solidario y el mercado social.
Muy a menudo, desde las entidades y organizaciones que formamos parte de la ESS hablamos de mercado social y de la necesidad de impulsarlo y hacerlo crecer. Pero, ¿todas sabemos a qué nos estamos referimos?
El mercado social es el circuito económico y de satisfacción de necesidades dentro de las prácticas y los valores del ESS. «Es una gran red donde nos relacionamos personas, organizaciones y entidades de la economía solidaria en la cual priorizamos nuestras necesidades de compra escogiendo como proveedoras a otras entidades de la ESS». Así es como Susana Ortega, consejera del Mercado Social de REAS Red de Redes, describe el mercado social. Para Ortega, este circuito es una «gran comunidad desde donde se pueden satisfacer y desarrollar el máximo posible de relaciones e iniciativas socioeconómicas con los valores del ESS».
Para Rubèn Suriñach, técnico de la XES y responsable del Balanç Social, «la ESS debe de hacer realidad otras formas de vida, aunque esto comporte tener que convivir de manera conflictiva con el capitalismo, con las contradicciones que esto supone». Para el economista, es justamente en la estrategia de construcción del mercado social donde más se evidencia este conflicto para el conjunto de la economía solidaria.
El mercado social en ejemplos concretos
Hemos pedido a Rubèn Suriñach y a Susana Ortega si nos podían dar ejemplos concretos de prácticas donde se haga visible el mercado social. Para Ortega, el catálogo estatal de productos y servicios del mercado social refleja cada vez más alternativas de diferentes entidades que se suman a este circuito. En paralelo, la Auditoría Social es otra herramienta que refleja la intercooperación entre diferentes empresas, organizaciones y entidades de la ESS.
Por su lado, Rubèn Suriñach nos recuerda cuál ha sido la estrategia de algunas redes de economía del estado, como en Madrid o Aragón, donde se apostó por construir cooperativas integrales que agrupasen a consumidoras y productoras. De este modo se pretendía generar un mercado cerrado como espacio de consumo y producción donde todas las entidades y organizaciones cumpliesen con los criterios y valores de la ESS.
El economista también nos cuenta cómo, por otro lado, «la estrategia de la XES en Cataluña fue distinta y se basaba en crear un ecosistema de innovación y escalabilidad en ESS con diferentes actores que generan herramientas y recursos para potenciar el ecosistema». Entre estas herramientas destaca la Autoría Social y el Pam a Pam el mapa del mercado social en Cataluña.
Las finanzas y los seguros éticos como palanca del mercado social
De entrada, los vínculos entre mercado social y el ESS parecen claros, pero no debemos confundir un concepto con el otro. Susana Ortega nos recuerda que el circuito económico del mercado social se basa en los principios de la economía solidaria. «Así, el mercado social pone en el centro de la producción y el consumo de bienes y servicios, la equidad, el trabajo digno, la cooperación, la sostenibilidad ecológica, el reparto justo de la riqueza y el compromiso con el entorno, los principios de la economía solidaria.»
En esta línea, es importante situar el mercado social como un circuito económico en el cual conviven diferentes esferas, como por ejemplo la producción, la financiación, la comercialización y el consumo. Pero, como nos explica Rubèn Suriñach, es importante situar el mercado social estrictamente dentro de la esfera mercantil o del intercambio. Por otro lado, existen otras esferas, especialmente si atenemos las críticas formuladas desde la economía feminista y la economía basada en los comunes o el procomún, que se escapan del circuito del mercado social, como lo son los cuidados o la articulación de comunidades.
Las finanzas y los seguros éticos como palanca del mercado social
Desde el discurso de construcción del mercado social, entendemos las finanzas éticas y, por tanto, el seguro ético, como la esfera financiera de este circuito. Esto implica que «las finanzas éticas vayan más allá de un uso ético del dinero», opina Guillem Subirachs, coordinador del Observatorio de las Finanzas Éticas (FETS – Financiación Ética y Solidaria). Y es que las finanzas éticas «tienen un papel crucial en la articulación del mercado social, porque ayudan a impulsar y consolidar entidades de la ESS de sectores estratégicos como son, por ejemplo, la vivienda, la energía, la alimentación o los cuidados».
El coordinador del Observatorio, recuperando el hilo de Suriñach, también defiende la capacidad de las finanzas éticas de facilitar el acceso a la financiación y, por tanto, de ayudar a hacer posible los necesarios saltos de escala del mercado social. En paralelo, el economista vinculado a la XES opina que el sistema financiero ético «es fundamental para desarrollar esta intermediación financiera, ya que son las que garantizan los principios del mercado social y la ESS en la gestión de estos recursos».
En otras palabras, entendemos los seguros y las finanzas éticas no solo como una forma de practicar el consumo consciente o responsable, sino como una estrategia sociopolítica de construcción de un circuito de relaciones y de flujo económico y monetario que sitúa el bienestar de las comunidades y de los ecosistemas en el centro.
De David Sánchez Humanes, Director General de SERYES
A principios de los años 80, las incipientes cooperativas madrileñas se enfrentaban a múltiples obstáculos para asentarse en la región. Entre las dificultades, el desconocimiento por parte de las aseguradoras de las peculiaridades del modelo de propiedad cooperativo y sus necesidades dificultaba enormemente que estas entidades pudieran dar cobertura a sus riesgos de una forma adecuada y con un coste accesible.
Fruto de esta necesidad, un grupo de personas se unieron para dar respuesta a través de la negociación colectiva y la compra en grupo de seguros. De esta forma, en 1984 Seryes nació bajo la fórmula cooperativa como una correduría dedicada a la mediación entre el tercer sector y las compañías aseguradoras.
Sin embargo, la legislación continuó complicando el avance del modelo cooperativo, y esa situación no cambió durante la década. Así, el Real Decreto Legislativo 1347/1985 del 1 de agosto obligó a todas las corredurías que quisieran operar en territorio nacional a cambiar su forma jurídica a la de una sociedad participada por acciones. Por ello, y para poder continuar dando servicio al sector cooperativo, Seryes se vio obligada a transformarse en una sociedad anónima, manteniendo la estructura interna propia de una cooperativa.
Impulso a la Economía Social
En estos cuarenta años se ha producido una evolución del ecosistema de la Economía Social. Muchas de las antiguas cooperativas industriales desaparecieron, y, en paralelo, surgieron otras nuevas centradas en la construcción, las energías renovables, la educación y los cuidados. Surge un nuevo concepto que pretende ir un paso más allá en los principios cooperativos, implicando a toda la sociedad: la Economía Social y Solidaria. La crisis económica que se inició en 2008 barrió buena parte de las empresas y el empleo del país y, ante esa coyuntura, las cooperativas mostraron una resiliencia extraordinaria. Esa capacidad de adaptación llamó la atención de las autoridades europeas, que han incluido el impulso a la Economía Social entre sus prioridades por su potencial para acercarnos al cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030.
Seryes ha acompañado a estas entidades durante todo este proceso, fortaleciendo en el camino sus vínculos con el Tercer Sector. Hemos establecido alianzas con los principales representantes del sector: a nivel autonómico tenemos acuerdos con FECOMA y FAECTA, que aglutinan a las cooperativas de Madrid y Andalucía, respectivamente; a nivel estatal colaboramos con ASALMA, que representa a las sociedades laborales en todo el territorio, y somos parte de Reas Red de Redes, que une a todas las entidades de la Economía Social y Solidaria.
Impulso de un sistema financiero justo
Nuestro nacimiento y evolución han ido de la mano de la Economía Social. Durante ese camino, hemos sido cada vez más conscientes de la necesidad de impulsar otro modelo económico en el ámbito financiero. La crisis de 2008, que puso de manifiesto las consecuencias de las malas prácticas que se habían dado en el sector, nos llevó a trabajar para que los mismos principios que guían a la Economía Social puedan aplicarse a las entidades aseguradoras.
Así, junto con la cooperativa Arç Cooperativa, pusimos en marcha en 2013 CAES, un proyecto de intercooperación para promover el seguro ético y solidario, y fuimos acreditados en 2014 con el sello EthSi de Seguros Éticos y Solidarios.
El sello EthSi, otorgado por el Observatorio de Finanzas Éticas, valora la adecuación de un conjunto de criterios observables y medibles, con el fin de dar transparencia al mercado asegurador, y que los usuarios de estos servicios tengan la garantía de que van a recibir información clara y veraz, así como que el dinero de sus pólizas será gestionado de forma ética y no contribuirá a financiar empresas o sectores que tengan un impacto negativo en la sociedad, los derechos laborales o el medio ambiente.
La evaluación para obtener el sello incluye una auditoría sobre las inversiones, la responsabilidad social y ambiental, la estructura societaria y los mecanismos de toma democrática de decisiones y la existencia de un comité ético que las supervise, la política laboral y de transparencia, y ser usuario de servicios de banca ética. El resultado final del informe permite al usuario final de los servicios aseguradores obtener una imagen fiel de la responsabilidad social corporativa de la entidad en quien deposita su confianza.
Como ya adelanta la evaluación del sello EthSi, el sector asegurador está íntimamente ligado al sector bancario: ambos son depositarios de los ahorros de sus clientes, y con su política de inversiones tienen un impacto directo en el modelo económico. Por ello, en Seryes no queremos ser simplemente usuarios de banca ética, si no que somos socios de referencia de Fiare, y participamos en Coop57 y FonRedess. También, y a través de Caes, participamos en la Mesa de las Finanzas Éticas, un proyecto para impulsar un cambio hacia un modelo financiero más ético.
Cuando pensamos en el futuro, tenemos un objetivo claro: que la adopción de los principios de responsabilidad socioambiental y gestión ética no sean una excepción en el mercado asegurador, si no que sean la norma. Tenemos por ello una ardua tarea por delante, y la certeza de que cada vez son más las personas dispuestas a reclamar a las empresas un alineamiento con sus valores. El camino es largo, pero prometedor.
Defendemos que la cooperación y el trabajo en red con las redes de economía solidaria es la mejor manera de promover unos seguros basados en la transparencia, la responsabilidad social y ambiental y unas inversiones sostenibles y responsables.
¿Por qué un seguro ético y qué tipos de opciones existen?
Desde CAES entendemos el seguro ético y solidario como un instrumento social basado en tres principios: la mutualidad, la equidad y la transparencia.
En otras palabras, el seguro debe ser un instrumento colectivo al servicio de la comunidad y asequible para todas las personas. Además, debe partir de un pacto entre iguales, sin abusos ni cláusulas injustas, discriminatorias o ambiguas.
Es importante recordar que el seguro ético y solidario reporta unos beneficios sociales que deben aflorar e introduce en el mercado asegurador las prácticas propias de la finanza ética.
Gracias al sello EthSI, cuando una cooperativa, organización o empresa de la economía solidaria contacta con nosotras, sabe que nuestras prácticas socioempresariales están alineadas con los valores de la economía solidaria. Además, siempre priorizaremos productos aseguradores de entidades y compañías aseguradoras que también dispongan la certificación EthSI.
¿Cómo contribuye CAES y los seguros éticos a la Economía Solidaria?
Desde CAES trabajamos para que el seguro forme parte de un sistema integral de las finanzas éticas, al lado de la banca y el crédito. Por este motivo, somos parte activa de la Mesa de las Finanzas Éticas de REAS Red de Redes.
El seguro ético forma parte de la estrategia de articulación del mercado social y de nuestra apuesta por una economía que sitúe a las personas, las comunidades y los ecosistemas al centro. Se trata de una herramienta más para consolidar un ecosistema financiero democrático, horizontal y participativo que esté al servicio de la transformación social y ambiental.
Habéis colaborado con la organización de Idearia porque….
Esta no es la primera vez que colaboramos con Idearia o con otros encuentros impulsados por las redes de economía solidaria. Entendemos que eventos de este tipo son imprescindibles para poder compartir aprendizajes, conocernos más allá de la pantalla y generar dinámicas que repercutan positivamente en la economía transformadora.
Al fin y al cabo, el seguro ético y solidario es una herramienta que nos permite cultivar las redes de economía solidaria. Por lo tanto, estamos encantadas en movilizar recursos financieros para ayudar a hacer posible un encuentro como Idearia, que, además, en esta edición se centrará en el trabajo digno, uno de los pilares de la economía solidaria y de nuestro proyecto de intercooperación.
Cuando compramos generamos un impacto que puede ser más o menos positivo para las personas, las comunidades y el medio ambiente. Analizamos algunas pistas para garantizar el impacto positivo de nuestro dinero y nuestro consumo.
Aumento de la temperatura del planeta, conflictos armados, crisis migratorias, escasez de recursos, extracción de combustibles fósiles, desperdicio alimentario, pobreza o desigualdad de género… La red y los medios de comunicación nos recuerdan a diario las consecuencias de la crisis social y ecológica que afrontamos como humanidad. Frente a esta avalancha de información, es normal sentirse abrumada y pensar que tenemos poca capacidad de influir en decisiones que, muy a menudo, se toman en despachos lejanos.
Sin embargo, todas tenemos un enorme poder como consumidoras. Como sostiene el colectivo Carro de Combate, “consumir es un acto político, ya que con nuestras compras diarias apoyamos a las empresas que están detrás de ellas.” Cuando compramos (o mejor aún, cuando no consumimos o lo hacemos de forma consciente) generamos un impacto que puede ser más o menos positivo para las personas, las comunidades y el medio ambiente. Reflexionar sobre qué tarjeta de crédito usamos al pagar, cómo se cultivaron los alimentos que comemos o en qué condiciones trabajan las personas que fabricaron nuestra ropa, y aplicar cambios en nuestros hábitos de consumo puede tener consecuencias muy diferentes para el medio ambiente y la sociedad.
Los sellos, herramientas para escoger de manera consciente
Pero llevar a la práctica un consumo más consciente (o responsable o crítico) cuando compramos bienes o servicios no siempre es fácil. El poco tiempo y energía que nos queda después de largas jornadas laborales en el trabajo y en casa no facilita tomarnos un descanso y reflexionar de manera crítica ante cada uno de los productos que necesitamos para nuestra vida cuotidiana.
Un ejemplo de herramientas fáciles de comprender y con un amplio recorrido son las certificaciones del comercio justo. Sellos como Fairtrade, Símbolo de Pequeños Productores, Naturland Fair, Faír for Life o World Fair Trade Organization permiten a las consumidoras escoger un producto con la garantía que las personas han trabajado bajo criterios de justicia social y sostenibilidad económica y ambiental. Además, nos brindan la seguridad de que la relación comercial internacional entre las consumidoras, las trabajadoras y las empresas está basada en el diálogo, la transparencia y el respeto.
A partir de las características de los sistemas de certificación del movimiento de comercio justo, el Observatorio de las Finanzas Éticas creó el sello EthSI (Ethical and Solidarity Based Insurance) hace más de quince años. El objetivo era identificar unos estándares e indicadores auditables por una comisión de control independiente que permitiera traducir los principios de transparencia, responsabilidad y respeto por el territorio, y las inversiones con un impacto social y ambiental positivo dentro del sector asegurador. De este modo, se buscó facilitar la práctica del consumo consciente a la hora de contratar un seguro a través de la creación de un logo fácilmente reconocible.
El sello EthSI, una herramienta contra la opacidad de los seguros
¿Por qué es importante la existencia de un sello como EthSI? Mientras que muchas estamos familiarizadas con las malas prácticas de las entidades bancarias como las participaciones preferentes, las hipotecas sub-prime o la acumulación de pisos vacíos procedentes de desahucios, los seguros son probablemente el sector más opaco y desconocido del sistema financiero.
A pesar de estar fuera del foco mediático, se estima que la facturación del sector asegurador en España representa más del 10% del producto interior bruto del país. En otras palabras, “el sector asegurador español factura más que los veinte países más pobres de África”, como recoge Gerardo Santos en El negocio de los seguros: la sombra y la ética.
Además, las compañías de seguros, como gestoras de riesgos, son las responsables de dar cobertura a proyectos de extracción de carbón, petróleo y gas sin las que su actividad sería impracticable. La campaña internacional Insurance Our Future señala estas malas praxis e insta a las principales compañías aseguradoras a dejar de gestionar y dar cobertura a los altos riesgos asociados a la extracción de combustibles fósiles.
EthSI y las buenas prácticas del seguro ético
Desde hace años, el Barómetro de las Finanzas Éticas ha recopilado algunas de las buenas prácticas del sector asegurador ético. Por poner algunos ejemplos, en las corredurías de seguro acreditadas con el sello EthSI, el 55% de los cargos directivos están ocupados por mujeres, en comparación con el 30% en las entidades convencionales. En cuanto a la igualdad salarial en las corredurías éticas, la diferencia entre los sueldos más altos y más bajos de las plantillas se sitúa por debajo de 1 sobre 4 de media.
En términos de inversión, las entidades acreditadas con la certificación EthSI han incorporado criterios éticos de control. En lugar de financiar empresas armamentistas, vinculadas a los combustibles fósiles o a los juegos de azar, deben demostrar que sus inversiones repercuten positivamente en las personas, las comunidades y el territorio. La inversión con este criterio superó los 3.000 millones de euros el 2022. Además, el 70% de las entidades registradas consumen toda su energía de fuentes de origen renovable.
En resumen, el sello EthSI es una herramienta que nos permite conocer el grado de transparencia y buenas prácticas de las corredurías, las mutualidades y las compañías de seguros. De este modo, las consumidoras podemos adquirir un seguro que se ajuste mejor a nuestros valores. Así, al escoger un seguro con una entidad certificada contribuimos a revertir la especulación financiera, frenar la industria armamentista, promover los valores de la economía social y solidaria y recuperar la función social del seguro.
Hoy en día, el consumo se ha convertido en un acto cotidiano y a menudo necesario para vivir. Consumimos cuando compramos los alimentos que comemos, cuando encendemos la luz, cuando calentamos nuestro hogar o cuando pagamos con una tarjeta de crédito en una tienda.
Pero el consumo no es un acto neutral. Impacta en el medio ambiente y en las personas de la empresa que hay detrás del bien o servicio que compramos. Por eso, cada vez más personas adoptamos decisiones de consumo consciente para vivir en consonancia con nuestros valores y principios.
El consumo consciente
Por consumo consciente nos referimos a aquellos actos de consumo que realizamos para satisfacer unanecesidad real después de habernos informado de las diferentes opciones que tenemos, escogiendo la que tiene un menor impacto ambiental y un mayor impacto social. Comer productos locales y de temporada, movernos en transporte público o en bici y compartir y reutilizar son algunos ejemplos.
Si queremos consumir de manera más consciente, las entidades que promueven un consumo responsable y crítico como Opcions proponen seguir tres claves [1]:
Consumir menos: replantearnos nuestras necesidades, reparar siempre que sea posible y no consumir si no es estrictamente necesario.
Consumir sin comprar: intercambiar bienes y servicios y practicar el préstamo o el alquiler para reforzar los lazos comunitarios y la acción colectiva.
Comprar con criterio: cuando la compra es inevitable, intentaremos conocer el tipo de empresa y las características del bien o servicio para favorecer aquellas iniciativas con un impacto más positivo hacia las personas, la sociedad y el medio-ambiente.
Comprar con criterio supone empoderarnos como consumidoras y ser conscientes de cuál es la huella ambiental y social que dejan nuestras decisiones de consumo. Y es que, como defiende el colectivo Carro de Combate «consumir es un acto político, ya que con nuestras compras cotidianas estamos apoyando a las empresas que hay detrás.» [2]
Existe Me Cambio, una página web promovida por la economía solidaria y los mercados sociales que da acceso a soluciones de consumo en algunos sectores importantes de la economía, que recoge proyectos de todos los sectores de actividad de la economía solidaria para facilitar el consumo responsable, consciente y crítico.
El consumo consciente en el sector financiero
Inversión en armamento, participaciones preferentes, rescates bancarios, hipotecas sub-prime, acumulación de pisos vacíos procedentes de desahucios, greenwashing… Hace muchos años que el sector financiero tradicional se está ganando a pulso la desconfianza de la ciudadanía.
Ante esta realidad, ¿cómo podemos depositar nuestros ahorros, pagar con tarjeta de crédito o contratar un seguro siguiendo unos criterios críticos y responsables?
Por suerte, existe un amplio ecosistema de finanzas éticas y solidarias. Son iniciativas que van desde proyectos de ahorro comunitario a cooperativas de servicios financieros o entidades bancarias, entre muchas otras. Para facilitar la búsqueda, FETS, Financiación Ética y Solidaria creó Dinero ético, un catálogo con un amplio abanico de productos y servicios que ofrecen las entidades que operan en el sector de las finanzas éticas. Y es que, como dice Aitziber Mugarra, profesora e investigadora de la Universidad de Deusto, «el dinero per se no es malo, lo es en todo caso el uso social que se hace de él». [3]
Todas las entidades de las finanzas éticas son “prácticas de intermediación financiera que combinan la rentabilidad social y la gestión democrática y transparente“. [4] En otras palabras, son entidades que trabajan con nuestro dinero y que se basan en criterios éticos, que incorporan valores como la participación y la transparencia y que velan por el bienestar social y ambiental. En el Estado español, casi 200.000 personas ya son usuarias de proyectos de entidades bancarias y para-bancarias de las finanzas éticas. [5]
El sello EthSI, un antídoto contra la opacidad del sector asegurador
Dentro del ámbito financiero, los seguros son, probablemente, el sector más opaco y desconocido. Situado fuera del foco mediático, se calcula que la facturación del sector supera el 5% del producto interior bruto del Estado español. En otras palabras, «el sector asegurador español factura más que los veinte países más pobres de África.» [6]
Estos beneficios millonarios a menudo provienen de la inversión, ya que las compañías aseguradoras tienen músculo financiero para invertir grandes cantidades de dinero. Con estas inversiones, que solo en el Estado español superan los 300.000 millones de euros, las entidades a menudo buscan la máxima rentabilidad. [5] Esto lleva muchas compañías aseguradoras a fijarse en negocios poco éticos y cuestionables. El 2020, el Centro Delàs de Estudios por la Paz identificó 24 aseguradoras que operan en el Estado español vinculadas con la industria armamentista. [7]
Con el objetivo de reivindicar una mirada ética y una voluntad transformadora que ya teníamos incorporadas algunas corredurías y entidades aseguradoras, el 2007 el Observatorio de las Finanzas Éticas, un espacio promovido y coordinado por FETS, creó el sello EthSI (Ethical and Solidarity Based Insurance). Esta certificación nos permite identificar aquellas entidades más transparentes, que disponen de políticas de responsabilidad hacia la comunidad y el territorio y políticas de inversiones con un impacto positivo en la economía y el medio-ambiente. De este modo, el sello permite avanzar en el despliegue del seguro ético y solidario.
Las buenas prácticas del seguro ético
El Barómetro de las Finanzas Éticas recoge algunas de las buenas prácticas del sector asegurador ético. Por poner solo algunos ejemplos, en las entidades acreditadas con el sello EthSI, el 55% de los cargos directivos están ocupados por mujeres, cifra que disminuye hasta el 30% en las entidades convencionales. En el caso de la igualdad salarial en las corredurías éticas – la diferencia entre los sueldos más alto y más bajo de una plantilla – se sitúa por debajo de 1 sobre 4 de media. [5]
En cuanto a las inversiones, las entidades de seguros acreditados han incorporado criterios éticos de control. De este modo, en lugar de invertir en empresas armamentistas o vinculadas a los combustibles fósiles o a los juegos de azar, se buscan inversiones que repercutan positivamente en las personas, las comunidades y el territorio.
En el caso de CAES, las corredurías de seguros SERYESy Arç Cooperativa son actualmente las dos entidades mediadoras de seguros certificadas con el máximo grado de aplicación del sello EthSI. Esto significa que un comité evaluador independiente ha comprobado que tenemos una responsabilidad hacia la comunidad y el territorio; unas prácticas de equidad y transparencia; una responsabilidad económica, ambiental y laboral; una gobernanza democrática; que funcionamos según un criterio ético; que somos entidades usuarias de la banca ética; y que tenemos una política de inversiones responsable y ética.
En resumen, el sello EthSI es una herramienta que nos permite conocer el grado de transparencia y buenas prácticas de las corredurías, las mutualidades y las compañías de seguros. De este modo, las consumidoras podemos adquirir un seguro que se ajuste a nuestros valores. Así, al escoger un seguro con una entidad certificada contribuimos a revertir la especulación financiera, frenar la industria armamentista, promover los valores de la economía social y solidaria y recuperar la función social del seguro.
[5] Observatori de les Finances Ètiques (2022): «Baròmetre de les Finances Ètiques 2021. Una radiografia del sector a l’Estat espanyol» https://fets.org/observatori/barometre/
Hace unos meses, un medio de comunicación especializado en seguros contactó con Arç Cooperativa. Estaban preparando un reportaje sobre corredurías sostenibles y querían entrevistar a Arç Cooperativa como una de las corredurías de seguros de referencia en materia de sostenibilidad.
A raíz de este contacto, y de las reflexiones posteriores, nos surgió la necesidad de compartir algunas consideraciones desde una mirada crítica y denunciar la práctica del greenwashing en el mundo asegurador.
Nuestra apuesta por la sostenibilidad forma parte del sistema de valores que integran una estrategia por la transformación social, política y económica.
La sostenibilidad es un marco de referencia de nuestra acción productiva, pero hay que entenderla en todas sus dimensiones. Por un lado, trabajamos por la sostenibilidad social a través de la intercooperación con movimientos sociales y entidades, promoviendo puestos de trabajo de calidad y mejorando las condiciones de convivencia de nuestro entorno social y cultural.
Por otro lado, en la dimensión ambiental, estamos ajustando progresivamente el consumo de la cooperativa a las posibilidades de nuestro ecosistema. Apostamos por una reducción de nuestro impacto, especialmente aquel relacionado con el consumo de energía, consumibles, comunicaciones y movilidad.
Defendemos que la sostenibilidad desde una mirada amplia no es posible sin una transición ecosocial que situé las necesidades de las personas y los ecosistemas en el centro y que ponga la economía al servicio del bien común. La crisis ecológica es una consecuencia de un sistema extractivo basado en la ilusión de un crecimiento sin límites en un sistema global limitado.
Un compromiso que nos define
Una de las preguntas, y que desencadenó parte de nuestra reflexión, fue en qué medida nuestro compromiso con la sostenibilidad ayuda a nuestro negocio. Y este es el quid de la cuestión.
Desde CAES no nos planteamos de qué manera nuestra apuesta nos puede beneficiar como empresa. Como todas las entidades de la economía social y solidaria, no entendemos nuestra actividad económica si no está orientada a mejorar las condiciones de vida de las personas y las comunidades en un sistema sostenible.
Por este motivo, nuestra acción comercial no se centra en vender seguros de forma tradicional. Preferimos invitar a las personas, entidades y colectivos a formar parte de un proyecto transformador alineado con el movimiento de las finanzas éticas desde la práctica del consumo consciente.
CAES y los ODS
La periodista también nos preguntó qué medidas hemos tomado para adaptarnos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Esto nos hizo dar cuenta como muchas entidades han tenido que realizar cambios estructurales (o superficiales) para cumplir estos objetivos (o comunicar que lo hacen).
Los elementos centrales de los ODS – la lucha contra la exclusión y contra la destrucción del hábitat, el compromiso con la paz o la educación y la generación de trabajo y economía sostenible – forman parte de nuestro proyecto desde nuestros inicios y se concretan día a día a través de estrategias y prácticas socioempresariales.
Cada año, Arç Cooperativa y SERYES elaboramos y publicamos el informe del Balance Social que gestiona e impulsa REAS Red de Redes. Esta auditoría valida las prácticas de las empresas en relación con diferentes ejes como el funcionamiento económico, la política de lucro, la perspectiva de género, la equidad y la democracia interna, la sostenibilidad ambiental, el compromiso social, la cooperación y la calidad de los puestos de trabajo.
Si los valores no se convierten en prácticas cotidianas, no saldrán nunca de la retórica del comunicado, el marketing y la publicidad.
Hoy por hoy, los ODS no dejan de ser una declaración de intenciones para una sociedad en un sistema económico a la deriva en el cual la vida está supeditada a los intereses del capital. Ahora bien, creemos que una ciudadanía responsable y crítica puede ser exigente en la aplicación de estos objetivos y rechazarlos como una práctica de greenwashing.
La sostenibilidad como manera de ser
Otra de las preguntas que nos hicieron reflexionar fue si es complicado ser una correduría comprometida con la sostenibilidad. Al mismo tiempo, la periodista preguntaba como valoran nuestros clientes esta apuesta.
Las corredurías que formamos parte del proyecto CAES nos basamos en una serie de valores y estamos orientadas a la generación de excedentes económicos y sociales. Desde este punto de partida, no planteamos la sostenibilidad como una estrategia, sino como una manera de ser y actuar.
Para nosotras, lo realmente complicado es imaginar y desarrollar una organización democrática y un modelo empresarial alejado de los esquemas tradicionales. Queremos ser referentes en el sector financiero como empresas democráticas, éticas y solidarias. Nos inspiran los valores históricos del cooperativismo y las nuevas formas de organización de los movimientos sociales transformadores.
Por todo esto, no queremos que nuestros clientes valoren una determinada apuesta por una serie de compromisos. El que buscamos es compartir la misma visión transformadora con nuestra base social.
En otras palabras, no necesitamos campañas de lavado de imagen. Nuestra manera de hacer y actuar son la mejor campaña para promover nuestros valores como cooperativa. Estamos orgullosas de poder afirmar que, a pesar de nuestras contradicciones y dificultades, defendemos unos valores que ponemos en práctica en el día a día.
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